Un amigo, allende al océano, al ver publicado en Cubadebate, el periódico digital cubano, algunas bellas imágenes de Namibia me reprochó mi incapacidad para reflejar la realidad Africana, asociada al atraso histórico, producto de muchos años de colonialismo, con su secuela de insalubridad, hambre, analfabetismo… y él tiene razón, pero sólo en parte, porque el continente Africano, no es un todo homogéneo.
Son realidades distintas la que encontramos entre los países, por diversas razones, geográficas, etnográficas, históricas… que hace posible diferenciar el África del Norte o del Sahara y el Sur del Sahara, denominada también como el África Negra.
Ni siquiera en esas dos grandes divisiones funcionan de forma análoga, con una marcada diferencia en su desarrollo, entre los países, donde destaca, en el áfrica Austral, un país emergente, con un notable peso en las relaciones económicas y políticas, como Sudáfrica.
Tampoco hacia el interior de cada país es posible uniformar los estándares de bienestar o pobreza, es cierto que hay un común denominador provocado por siglos de saqueo sobre estos pueblos, pero identificar todo un Continente en el extremo del gradiente, asociado a un bajo nivel de vida, es tan bien una manera de desconocer, los muchos aspectos, donde los africanos tiene importantes logros que mostrar, tal vez, apoyado en su poderosa cultura o en sus fabulosos recursos naturales que disponen.
O quizás el proceso de la globalización, en su trasversalización, ha logrado burlar los ámbitos entre países, regiones, distritos…hasta llegar a la más humilde de las aldeas, para llevarnos su carga de progreso y también de desigualdad extrema.
Tampoco ignoro que no es lo mismo, el desarrollo de la capital del país, vitrina de la nación, por cierto no es sólo en África, al resto de sus asentamientos o población dispersa. La clásica contradicción entre el ámbito rural y urbano, más acentuada, cierto, en estas tierras.
Pero lo innegable, soslayando el inevitable sentido de pertenencia, que ya asumo, es que se vive con el bienestar de una nación en desarrollo, por supuesto para los afortunados de la sociedad, lo que lleva implícito, la inserción del saber humano, en los más disímiles campos del conocimiento, en contraste con la pobreza extrema de otra buena parte de su pueblo, que se incorpora, paulatinamente, a nuevas oportunidades de cambios que emprenden muchos gobiernos, con sentido de compromiso con los suyos, como la República de Namibia.
Créame, mis colegas, es necesario asumir a África con otra mirada, no rechazar lo que aprendimos como verdad acabada, sino descubrir la que no nos mostraron, ahora, en un necesario balance, ya sea por falta de información o por idea estereotipada, divulgada sobre estas tierras, durante tanto tiempo.
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