Leí un texto de un amigo de las redes sociales que ponderaba la virtud de los mecánicos cubanos que permiten que viejos y pintorescos automóviles de los años 50, del siglo pasado, aún rueden por La Habana y lo comparó con la creatividad de los médicos cubanos que trabajan en Brasil.
No pude menos que recordar la hermosa Habana Vieja, patrimonio de la Humanidad, bella postal, en cierne, de épocas pasadas, y no dejo de pensar que sería de ella, si el esnobismo y la especulación del suelo la hubiera transformado en una ciudad sin raíces, como sucedió con una parte importante de las ciudades Latinoamericanas.
De no haber triunfado la Revolución, este monumento a la memoria histórica de los pueblos, hubiera corrido la misma suerte, como muchos centros urbanos de la región, en una época de rompimiento con los códigos de la arquitectura tradicional, por el Movimiento Moderno, ha mediado del siglo XX.
La sabiduría y visión política, tal vez ayudado por las limitaciones constructivas que ya comenzaron afectar la economía cubana, con la implantación del bloqueo Económico, Financiero y Comercial, permitieron ganar el tiempo necesario para crear la conciencia ineludible que consintiera entender la necesidad de preservar este patrimonio tangible-inmobiliario, que es hoy, para el disfrute de los pueblos. En una obra que crece, de una manera autosustentable, generando riqueza espiritual y material para sus ciudadanos.
Una vez le preguntaron a Fidel, cuál era el mérito principal de su obra, y el respondió con su natural sabiduría”…el mérito, es estar vivo”. Debió pensar en los más de 600 atentados preparados contra su vida o quizás en la propia historia de lucha de nuestro pueblo, asediado por agresiones contantes y décadas de bloqueo contra la familia cubana.
Algunos adversario ven un infierno, en nuestra Cuba, también muchos amigos prefieren describirla como un paraíso. Lo cierto que no me complace ninguna de esas visiones porque no refleja la historia de una nación, tal vez el poeta-cantor, Silvio Rodríguez, lo describe mejor de lo que yo puedo hacerlo”…Absurdo suponer que el paraíso/es sólo la igualdad, las buenas leyes/El sueño se hace a mano y sin permiso/arando el porvenir con viejos bueyes…”
Siempre que pienso en monumentos, y en el mundo se hacen muchos, creo que falta uno muy especial, el monumento a la "mujer cubana" y si hubiera para dos, el obelisco a la "creatividad del cubano". Ustedes instituyen las razones, mi pueblo lo siente muy adentro.
El reto de ser independiente tiene un alto costo, que hay que estar dispuesto a pagar, en nuestro caso, continuamos siendo “premiados” con más de 50 años de bloqueo. Por eso veo con interrogante cuando muchos amigos, de ideas justas, se desesperan y desean cambios radicales, ignorando el contexto actual, dentro de la lucha ineludible por un mundo mejor para todos.
El cubano es reflejo de todas las características del latino, pero adicionalmente ha incorporado a su personalidad instintos condicionados por la adversidad, provocada por las limitaciones económicas, que le han permitido sobrevivir a las más duras pruebas, en estos años glorioso, al lado de la Revolución.
Se manifiesta en su carácter solidario, su optimismo y en un comportamiento, que yo prefiero nombrar, “filosofía de la resistencia”, sin duda un buen tema, en otro espacio con los amigos, para quienes desean conocer nuestra tierra a través de la visión de uno de sus hijos . Este condicionamiento, es su escudo y espada, para hacer frente, cada día, a los avatares de la vida, en un proceso creativo, que no sólo nos ha permitido permanecer, sino desarrollarnos, en lo más diversos campos del saber humano.
A los que aún piensan que el “Embargo” es un asunto bilateral entre Cuba y Estados Unidos, y no que está implicado una buena parte del mundo, con la influencia del poderoso adversario, ignoran el batallar diario que debe afrontar cada día el pueblo cubano y el esfuerzo que hacen sus autoridades para mantener las atenciones básicas, de todos sus ciudadanos.
En buen cubano, debíamos estar… clínicamente muertos… Pero, para desgracias de algunos y alegrías de muchos, Cuba vive, se desarrolla y brinda su mano solidaria a muchos pueblos del mundo. (Texto e imagen gráfica, José Alberto Zayas Pérez)
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